La verdad es que algunos de mis familiares me caen pesados y
no los tolero, si hubiera tenido la oportunidad de escoger, francamente no los
hubiera escogido. Si alguien se ofende al leer esto, lo siento, sóbate. Pero es
una verdad, y no solo mía, sino que creo que le pasa a todo el mundo, además no
es nada nuevo, pero lo más importante de todo es que escribirlo es francamente
liberador. Pero por otro lado (porque por suerte siempre hay otro lado) existen
algunos familiares que yo si hubiera escogido y volvería a escoger, pero ya no
solo como parte de la familia extendida, sino de mi familia más cercana, la más
nuclear y vital. Mi primo Martín, es en realidad mi hermano y debería haber
tenido ese título, que lo tiene de forma honorífica pero además debería tener
el título biológico. Siempre estoy en contacto con él, a pesar de que por cosas
de la vida él vive en el otro lado del mundo. Pero ahora con la tecnología
podemos estar en comunicación constante, eso se puede ahora, porque pasamos un
montonón de años en que ninguno supo nada del otro, pero ahora ya nada de eso
importa. Martín me llama cuando se le antoja, me llama mientras maneja
bicicleta o mientras hace sus compras hablando en idiomas rarísimos, no me
llama por ninguna razón específica, me llama porque ya pasó mucho tiempo sin
llamarme y se le antoja hacerlo. Nuestras conversaciones comienzan sin tema,
pero siempre terminamos hablando de cosas increíblemente personales y
notablemente profundas, siempre musicalizamos nuestras conversaciones con
sonoras carcajadas y siempre cortamos porque la vida continua y algo hay que
hacer y nos interrumpe. Creo que podemos llegar a ser así de personales e
íntimos porque siempre hablamos de nosotros. Cuando le cuento que algo me pasa
o que siento, estoy convencido que eso es algo que a él también le pasa y que
él también siente. No espero que me entienda o que se ponga en mis zapatos,
estoy totalmente convencido de que sus zapatos son iguales que los míos, algo confirmado
porque siempre me responde contándome una historia similar en donde en el fondo
le pasa lo mismo. Mis historias son sus historias y al final terminamos con una
historia en conjunto, que no solamente es de los dos, sino que decimos que es
de la familia, y terminamos así riéndonos de nosotros y riéndonos con nosotros.
Con Martín me puedo sentir parte de un grupo, de una familia, tal vez este sea
el verdadero sentido de familia, uno que va más allá del vínculo biológico o
genético. Físicamente no somos dos gotas de agua, me parezco mucho más a otros
familiares con quienes no tengo este mismo nivel de conexión. Martín es mi
primo por decisión de la vida, pero yo lo he escogido como mi primo favorito,
como siempre le digo, pero en la práctica es mi hermano favorito. Me doy cuenta
entonces que la familia comienza siendo lo que uno recibe, y que algunas veces
no puede cambiar, pero termina siendo lo que uno quiere que sea y con quienes
uno quiere que sea. Ahora puedo otorgar títulos familiares honoríficos de
acuerdo a mis gustos, pero también de acuerdo a mis necesidades. Si pues,
necesidades, no es solo cosa de gustar, sino también de necesitar del otro, de
que se vuelva necesario en mi vida y claro, como fue necesario al comienzo de
mi vida, cuando yo no podía elegir, eligieron por mí, pero ahora que las cosas son
diferentes, tengo la libertad de hacer ciertas modificaciones, ajustes y
cambios. Y la verdad, es que creo que nada de esto es nuevo, y que todos lo
hacen. Pero escribirlo, ponerlo en blanco y negro lo hace más consciente, más
claro, me hace más libre, más integrado. No tengo que querer a quienes me caen
pesados, tengo que lidiar con ellos porque son "familia", pero por
otro lado, si puedo querer a quienes me caen bien y con quienes disfruto
compartir la vida y que son parte de mi familia honorífica porque los necesito.
A todos los que son parte de mi familia honorífica les
agradezco la vida. Si sientes mi genuino agradecimiento en tu corazón ahora
mismo que acabas de leerme, ten por seguro que eres un miembro importante de mi
familia honorífica. Pero por si acaso estés confundido y no sabes si me estoy
refiriendo a ti, ten por seguro que yo si te he dicho que te quiero mucho, y si
no lo he dicho en palabras lo he demostrado en acciones. Pero si aún con eso no
sabes si me refiero a ti, de seguro en algún momento te he dicho que eres mi algo,
mi hermano/a, mi tío/a, mi primo/a, mi papá/mamá, mi maestro/a, mi profesor/a,
mi chochera, mi gente, mi médico-de-cabecera y hasta mi hada-madrina, porque
hasta personajes mágico-celestiales tenemos en esta familia. A todos Ustedes mi
familia honorífica los quiero y les agradezco inmensamente por ser y por estar.
Sobretodo hoy día más que nunca, porque
hoy me he pasado el día enfermo en casa y a ninguno de Ustedes he llamado (o
molestado) pero es que recién ahora me doy cuenta que también los necesito,
aunque sea para prepararme una sopa de pollo, pero estoy aprendiendo y para la
próxima te llamaré, o intentaré hacerlo cuando menos.
Pedro Cotillo (a) "stripper emocional"
No comments:
Post a Comment