Saturday, October 26, 2013

Mírame para mirarme

Debo estar soñando y con los ojos cerrados porque veo todo negro, pero escucho que hay ruidos afuera, pasa gente a mi alrededor, escucho sus voces y sus pasos, incluso a los lejos escucho el motor de una cortadora de césped y mucho más al fondo la alarma de un carro. Estoy aquí en el mundo pero veo todo negro. Tengo la sensación de que tengo los ojos abiertos, pero sigo viendo negro. Esto definitivamente debe ser un sueño, la realidad no puede ser negra, no para mí. Pasan las horas y todos mis sentidos están al pendiente del exterior, de los ruidos, de la gente, de todo el entorno. Y yo sigo viendo todo negro. Siguen pasando las horas y por fin comienzo a sentir algo de angustia. ¿Cuánto rato más puedo seguir soñando esto?. ¡Despiértate!. Pero nada, sigo aquí, sentado y no pasa nada. Pasan muchas más horas y el hambre aumenta, las ganas de ir al baño, mi cuerpo sigue funcionando. Pero yo sigo aquí sentado viendo negro y esperando a que alguien venga a rescatarme. Este debe ser un sueño, pero ahora más que convencido estoy esperanzado, la verdad. Pero es que esto no puede ser así, no puedo pasarme el resto de la vida viendo solo negro. ¡Quiero ver!. ¿Pero que quiero ver?. ¡A la gente!. Quiero ver a otro ser humano. Este es un sueño y como tal debe ser algún mensaje codificado y dificilísimo de entender que me manda el sub-consciente. Entonces debo descifrar el mensaje para despertarme. Mi afán es de ver y en particular, el de ver a la gente. ¿Y para que quiero ver a la gente?. Para no sentirme solo, supongo, ¿será?, asumo, en realidad dije lo primero que se me vino a la cabeza, ¿eso creo de verdad?, sí. ¿Pero qué debe hacer la otra persona para que yo deje de sentirme solo?. Mirarme. Alguna vez he tenido la oportunidad de conversar con una persona ciega y recuerdo esa sensación de que no había conexión, de que no me entendía, además recuerdo como yo con insistencia la veía mucho más, como queriendo compensar la falta de su mirada. Entonces miro, para ver como el otro me está mirando a mí. Pero, ¿acaso no puedo verme yo a mí mismo?. Frente al espejo en las mañanas, si puedo, pero esa es una mirada superficial que no me hace sentir acompañado, veo mi apariencia, pero no me veo a mí. ¿Me veo a mi mismo?. Cuando medito me veo, pero no es igual, no tengo la misma necesidad que tengo por la mirada del otro. ¿Por qué necesito la mirada del otro?. Si me miras, me siento aquí, si me miras, me siento conectado contigo, si me miras, entonces me puedo ver a mí. Si me miras con amor, podré verme con amor. Tu mirada es profundamente convincente para mí. Si me miras con desprecio, yo me miro con desprecio. Por eso me lastima tanto tu maltrato, porque me convence de que yo también debo maltratarme. Tu mirada amorosa me convence de subirme al cielo, tu mirada de odio me lleva al infierno. Incluso la mirada rabiosa de un conductor desconocido en medio del caótico tráfico, que posó sus ojos furiosos sobre mí por pocos segundos, puede llegar a lastimarme. Sigo sin ver, veo todo negro y si no puedo ver tus ojos mirándome comenzaré a perderme. Esto es un sueño, así que puede ser de otra forma. Y siendo un sueño, no corro ningún riesgo si me dejo llevar, finalmente cuando me despierte todo volverá a la normalidad. Entonces me perderé, me perderé en la ceguera, finalmente no tengo nada que perder, lo peor que puede pasar es que si no puedo ver afuera, tal vez pueda ver adentro y quien sabe y tal vez pueda yo verme a mí mismo.

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